No es como creemos que deben ser las cosas, sino como Dios las dispone. Cuando obramos en contravía de sus pautas, obviamente enfrentamos dificultades. Probablemente al igual que estos hombres al servicio de Reino, usted ha cometido equívocos. Aun cuando el Padre le instruyo sobe algo, usted hizo lo contrario. Y enfrentó las consecuencias.
Cuando Dios nos comisiona a hacer algo, simplemente debemos obedecer. Nos asegura la victoria, aun cuando, por supuesto, es probable que surjan dificultades en el camino. El problema es cuando creemos que las cosas deben hacerse a nuestra manera. Sin embargo, no es como consideramos sino como el Señor dispone.
Permítame ilustrar el asunto. Los israelitas estaban en el desierto de Sin, de camino a la tierra prometida. Jornadas arduas, sin duda. Y en el itinerario, les falto agua. Como era habitual en ellos, un pueblo rebelde, murmuraron, cuestionaron a Dios y al liderazgo de Moisés.
Desecharon las oportunidades para moverse alrededor de las circunstancias que, en ese momento, lucían adversas.
Cuando Moisés y Aaron se vieron frente a esa crisis, fueron a la presencia del Señor:
“Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias. Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó.” (Números 20: 7-9 | RV 60)
Por favor, observe que la instrucción era hablarle a la roca. No obstante, el profeta hizo como creyó mejor:
“Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña? Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias. Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado.” (Números 20: 10-12 | RV 60)
Insistimos: no es como creemos que deben ser las cosas, sino como Dios las dispone. Cuando obramos en contravía de sus pautas, obviamente enfrentamos dificultades.
Probablemente al igual que estos hombres al servicio de Reino, usted ha cometido equívocos. Aun cuando el Padre le instruyo sobe algo, usted hizo lo contrario. Y enfrentó las consecuencias.
A todos nos ha ocurrido. Cuando tomamos conciencia de lo errático de la decisión, el sendero a seguir es arrepentirnos y entender que hay principios de Dios sobre los cuales no podemos hacer concesiones. Simplemente son así y hay que obedecerlos.
Haga un alto en el camino e identifique en qué aspectos de su vida personal y familiar es urgente que imprima cambios. Puede ser en su desenvolvimiento en el hogar, en el trabajo o en la congregación a la que asista. Decídase hoy a cambiar. Con ayuda de Dios, podrá lograrlo.
A propósito, ¿ya recibió a Jesucristo como su único y suficiente Salvador? Hoy es el día para que lo haga. Permita que Él reine en su vida y en su hogar, es la mejor decisión que podemos tomar.
© Fernando Alexis Jiménez | Ministerios Vida Familiar | #RadioVidaFamiliar
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