El cambio es necesario. No podemos seguir cometiendo los mismos errores que hasta ahora. El proceso transformador con ayuda de Dios, es gratificante y enriquecedor.
Volver nuestra mirada a Dios está íntimamente ligado a emprender un proceso de cambio y transformación permanentes que nos permita alcanzar la realización plena y, de paso, ejercer una influencia positiva en nuestro cónyuge e hijos.
La esencia de lo que es necesario hacer, podemos sintetizarla en cuatro pasos:
- Cambiar
- Crecer
- Influenciar
- Perseverar en el proceso
Cuando nos decidimos por el cambio, experimentamos mejora nuestra calidad de vida y, de la mano con eso, nuestras relaciones con:
- Dios
- El cónyuge
- Los hijos
Nuestro amado Dios y Salvador Jesucristo transmitió una poderosa enseñanza a una multitud, que cobra particular vigencia en nuestro tiempo:
“Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos.” (Lucas 12: 37, 38 | RV 60)
El cambio es necesario. No podemos seguir cometiendo los mismos errores que hasta ahora. El proceso transformador con ayuda de Dios, es gratificante y enriquecedor:
- Trae paz a nuestro mundo interior.
- Nos permite redefinir nuestro presente y futuro, incluyendo una adecuada reorientación de las prioridades.
- Nos lleva a alcanzar una vida plena, de realización personal, espiritual y familiar.
Todo esto maravilloso que puede ocurrir en nuestra vida, sigue una ruta:
- Reconocer que hemos fallado.
- Admitir que en esa dirección vamos en camino hacia la ruina personal y familiar.
- Aceptar que es necesario el arrepentimiento sincero.
- Disponernos a emprender una nueva vida.
Dios ayuda en el proceso. No estamos solos. Cuando dependemos de Él, guía cada uno de nuestros pasos. No podemos esperar que sea de la noche a la mañana. Un paso a la vez cada día, pero en victoria. Insistimos: el Señor desea ayudarnos.
A propósito, ¿ya recibió a Jesucristo como su único y suficiente Salvador? Hoy es el día para que lo haga. Permita que Él reine en su vida y en su hogar, es la mejor decisión que podemos tomar.
© Fernando Alexis Jiménez | Ministerios Vida Familiar | #RadioVidaFamiliar
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