Cuando nos sometemos al Padre celestial, conscientes de que hemos pecado y que necesitamos de Su guía divina para emprender una nueva vida, Él nos perdona por tres razones poderosas, que compartimos hoy con usted.
Fernando Alexis Jiménez | Editor de la Revista Vida Familiar
Una vida en la que ha habido sinnúmero de equívocos, generalmente nos persigue como una enorme sombra. De la mano con los pecados, el adversario espiritual, Satanás, nos acusa y procura que sigamos atados al ayer.
¿Hay alguna salida para esta penosa situación? Por supuesto que sí. Radica en volvernos a Dios. Él perdona nuestros pecados.
SOMOS PERDONADOS POR GRACIA
En su sermón titulado “La Escritura, camino de salvación“, John Wesley escribió:
“Justificación es otra palabra para perdón. Es el perdón de todos nuestros pecados y con todo lo que ello implica, nuestra aceptación por Dios.”
También en el sermón “Justificación por fe“, Wesley escribió:
“Justificados por la fe implica no sólo la divina evidencia o convicción de que ‘Dios fue Cristo, reconciliando el mundo en él mismo’, sino la certeza y confianza de que Cristo murió por mis pecados; que me amó tanto que dio su vida por mí. Así es que siempre un pecador que cree…Dios justifica al impío.”
Una forma de entenderlo por las Escrituras, estriba en participar de la escena en la que Pedro terminó de predicar ante una multitud, en Jerusalén:
“Todos los que oyeron estas palabras se pusieron muy tristes y preocupados. Entonces les preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: —Amigos israelitas, ¿y qué debemos hacer? Pedro les contestó: —Pídanle perdón a Dios, vuelvan a obedecerlo, y dejen que nosotros los bauticemos en el nombre de Jesucristo. Así Dios los perdonará y les dará el Espíritu Santo.” (Hechos 2:37, 38 | TLA)
Como podemos apreciar, la ruta es sencilla:
- Arrepentirnos
- Volvernos a Dios
Cuando nos sometemos al Padre celestial, conscientes de que hemos pecado y que necesitamos de Su guía divina para emprender una nueva vida, Él nos perdona por tres razones poderosas:
- El Señor Jesús cargó en la cruz con nuestros pecados.
- Nos perdona por Su amor ilimitado hacia nosotros.
- El perdón de los pecados no es fruto de nuestro esfuerzo, sino por la Gracia divina.
Es algo maravilloso que viene como un regalo del Padre. La decisión nuestra debe ser la de aceptar esa manifestación de amor infinito por parte del Creador.
ES HORA DE TOMAR ACCIÓN
Desconocemos qué tanto haya pecado usted. Sus equívocos pueden ser infinitos, en el pasado y en el presente. Sin embargo, cuando decide volverse a Dios, todo cambia. Los pecados son borrados y se nos ofrece la oportunidad de emprender una nueva vida.
¿Qué debemos hacer? Actuar. No pensarlo tanto. Si nos ponemos a racionalizar el asunto, nuestro adversario Satanás querrá mantenernos atados.
La audiencia del primer siglo, como relata la Biblia, actuó:
“Ese día, unas tres mil personas creyeron en el mensaje de Pedro. Tan pronto como los apóstoles los bautizaron, todas esas personas se unieron al grupo de los seguidores de Jesús.” (Hechos 2: 41 | TLA)
Cuando consultamos el texto de Marcos 1: 14, 15, encontramos el llamamiento de Dios a las multitudes, que se orienta en dos direcciones:
- Arrepentimiento
- Creer en el Evangelio
Tenga en cuenta que, de acuerdo con la palabra griega metanoia, arrepentimiento está relacionado con una transformación permanente, en nuestra forma de pensar y de actuar (lea 1 Juan 3: 4).
Cuando nos arrepentimos, nuestra vida personal, espiritual y familiar es afectada positivamente. Es fruto de la decisión de renunciar a una pecaminosidad voluntaria (Lea Mateo 3: 5-8)
Es hora de que usted imprima un cambio en su vida, recibiendo a Jesucristo en su corazón, como Dios y Salvador.
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