Dios nos permite llegar a la cima de nuestros sueños. Cuando sometemos nuestros anhelos en Sus poderosas manos, Él abre las puertas necesarias. Nos acompaña en cada nuevo paso.
«Dios me arma de fuerza y hace perfecto mi camino. Me hace andar tan seguro como un ciervo para que pueda pararme en las alturas de las montañas.» Salmo 18: 32, 33 | NTV
El monte Everest es la montaña más alta del planeta, con una altitud de 8848 metros sobre el nivel del mar. Se encuentra en el continente asiático, en la cordillera del Himalaya, frontera entre China y Nepal.
El primer intento para llegar a su cima, se produjo en 1922, con un trágico resultado. Pasados 31 años, el 29 de Mayo de 1953, dos escaladores, Tenzing Norgay y Edmund Hillary, de 39 y 34 años respectivamente, lograban hacerlo exitosamente. Estuvieron solamente 15 minutos en la cumbre.
En toda la historia millares de deportistas han intentado superar obstáculos, más de 9000, mientras que muchos han muerto. Se estima que 291. Sus cadáveres permanecen en la nieve.
Afirmados en Dios podemos llegar a la cima, conquistar grandes metas, superar obstáculos y, marcar la diferencia. Puede que otros hayan renunciado. Usted y yo, sin embargo, lo lograremos porque depositamos nuestra confianza en Aquél que nos hizo vencedores.
No permita que concluya el día sin acogerse a la gracia de Dios y abrirle las puertas de su corazón a Jesucristo, para que Él reine en su vida y en su familia.
(c) Fernando Alexis Jiménez | Editor de la Revista Vida Familiar