Un liderazgo conforme a la voluntad de Dios


Descubra de qué manera aplicar un liderazgo eficaz y motivador, en su vida personal, familiar y en el entorno en el que usted se desenvuelve. Todo, conforme a la voluntad de Dios.

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.  Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 5: 13-16)

El tema del liderazgo es uno de los asuntos que más se aborda en las conversaciones diarias de cara a encontrar la vía para sacar adelante grupos de trabajo, planes al interior de comunidades de creyentes, propuestas de desarrollo, ejercicios académicos y sinnúmero de espacios de interacción humana. De lo que poco se habla es del liderazgo familiar, que debería ocupar el primer lugar en nuestro pensamiento para mejorar la calidad de vida personal, con el cónyuge y con los hijos.

Es al interior de la familia donde deben comenzar y afianzarse nuestras capacidades de influencia y transformación. A partir de ahí, se puede ampliar el radio de acción a otras esferas.

El autor y conferencista internacional, George Barna, anota lo siguiente:

“No importa el tipo o nivel de liderazgo que usted ejerza individualmente o entre un grupo de personas. El liderazgo es una de las labores más desafiantes en nuestra vida. Pero, también, puede ser una de las más edificantes.”

En esa dirección deberíamos preguntarnos: ¿qué grado de liderazgo cumplimos a nivel familiar y con las personas de nuestro entorno?

EL LLAMADO DE DIOS A LIDERAR

Si abordamos el tema de liderar, es necesario comenzar el diálogo a parir de dos reflexiones: Dios tiene una misión específica para cada persona—alguien diría propósito—y, en el caso de quienes han sido llamados a liderar, a cumplir su labor en un área en particular.

Y hago claridad aquí de que no todos los seres humanos están llamados a liderar. Hay quienes hacen una valiosa aportación como colaboradores en procesos de transformación y no por ese motivo su desempeño es menos importante. Simplemente, es el rol de cada uno.

¿Hemos sido obedientes al llamamiento del Seño? Si descubrimos que hay aspectos en los que nos falta aún mejorar, hoy es el día para aplicar correctivos.

De la mano con este interrogante, tenga en cuenta que no podemos forzar el liderazgo que delega el Padre. Si, por el contrario, hemos sido llamados, no deberíamos rehuir Su voz.

Liderar es un privilegio. No lo hacemos para alcanzar una posición relevante o ganancias, sino, por el contrario, como una manifestación de obediencia Dios y disposición de servicio, que son dos ingredientes fundamentales.

INFLENCIA TRANSFORMADORA

Cuando desarrollamos un liderazgo conforme al propósito eterno del Señor, ejerceremos influencia en las personas, ganaremos su confianza para orientarlas y podremos conducirlas a nuevos niveles en el ámbito espiritual y emocional en su relación con el Creador.

¿De qué manera lo logramos? Al transmitir apropiadamente:

  • La visión de Dios para las vidas de las personas.
  • Tener una buena comunicación.
  • Hacer acopio de la motivación.
  • Desarrollar la capacidad de movilizar el recurso humano.
  • Pensar, planear y actuar a partir de estrategias.
  • Evaluar los resultados y aplicar correctivos.
  • Aprender a manejar los conflictos interpersonales.
  • Formar personas para que, a su vez, desarrollen el liderazgo transformador entre quienes le rodean.

Estos elementos nos llevan a producir resultados porque no se puede concebir un liderazgo infructuoso.

Aquí vale la pena tener en cuenta la apreciación de John Gardner:

“Los líderes deben ayudar a las personas a crecer de manera que puedan ser efectivas, que sus metas sean alcanzables y que entiendan que hay un mejor futuro y que, siempre, podremos dar nuevos vasos con esfuerzo y perseverancia.”

Le invitamos para que, con la mano en el corazón, se pregunte: ¿Qué nivel de liderazgo he alcanzado? ¿Lidero en mis fuerzas o con ayuda de Dios?

EVITE ERRORES AL TOMAR DECISIONES

Las malas decisiones traen sus consecuencias, así como las que son oportunas y apropiadas. Las consecuencias tienen un alcance a corto, mediano y largo plazo.

Si el poder de Dios obra en nuestro ser, se evidenciará en el desenvolvimiento. Solo con la ayuda divina, la influencia será transformadora.

La efectividad se deriva de la dependencia permanente de Aquél que nos llamó. Si Él es quien elige, el líder marcará senderos. ¿Por qué motivo? Porque no bastan los conocimientos, las buenas intenciones o el esfuerzo desmedido.

Recuerde siempre que, de la mano del Padre, en todo cuanto pensamos y hacemos, será más fácil llevar a las personas a conocerlo y a moverse en Su visión.


© Fernando Alexis Jiménez | Ministerios Vida Familiar | #RadioVidaFamiliar


 

Fernando Alexis Jiménez

Fernando Alexis Jiménez

Fernando Alexis Jiménez es autor y conferencista cristiano. Coaching certificado por la organización John Maxwell Team. Junto con su esposa Lucero dirigen los "Ministerios Vida Familiar" enfocados en la proclamación de principios y valores para todos los componentes del hogar. Dirigen los Seminarios "Edificando Familias Sólidas", que se imparten de manera presencial y virtual

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